
Cuba atraviesa una de las peores zafras azucareras de su historia reciente. A pesar de discursos sobre “resistencia creativa” y visitas de autoridades políticas a los centrales, los números hablan por sí solos: varios ingenios clave han producido menos del 15% de su plan, otros apenas sobreviven con apagones constantes, la maquinaria es obsoleta y la caña escasa.
En Calimete, Matanzas, el central Jesús Sablón Moreno completó 100 días de zafra sin alcanzar sus objetivos. Aún le faltan 5,000 toneladas para cumplir con las previsiones, y todo depende de que las condiciones climáticas lo permitan.
La rutina diaria en la zafra es una lucha contra los frecuentes apagones, roturas de equipos, falta de piezas de repuesto y reparaciones urgentes. El periódico oficial Girón señaló que el esfuerzo humano no compensa el desgaste de un sistema productivo en estado crítico.
La situación se repite con mayor gravedad en Santiago de Cuba, donde el central Dos Ríos apenas había producido el 13% del plan tras 73 días de campaña. Las autoridades locales reconocen que la zafra está en crisis, pero insisten en “producir más azúcar, salvar la zafra y la industria”.
Las Tunas no se queda atrás en el desastre. El central Antonio Guiteras apenas superaba el 11% del plan a mediados de abril. Durante una visita al ingenio, el viceprimer ministro Jorge Luis Tapia Fonseca pidió un esfuerzo extraordinario para lograr un repunte.
En medio de esta debacle, la prensa oficial destacó que Sancti Spíritus se había convertido en la primera provincia del país en cumplir el plan de azúcar. Sin embargo, los detalles de este supuesto logro son vagos y generan dudas sobre su magnitud real.
La zafra azucarera en Cuba atravesó una de sus peores crisis en enero: de los 14 centrales previstos para la campaña, solo seis estaban operativos. La preparación de las industrias para la zafra fue tardía y no incorporaron a ocho centrales responsables del 75% de la deuda productiva del sector.
La crisis en la zafra azucarera cubana es una realidad que se refleja en los números y en la situación en las diferentes provincias. La falta de transparencia sobre la producción real y el uso de caña importada para lograr los objetivos planteados solo sirve para acrecentar la incertidumbre sobre el futuro de esta industria en Cuba.