
Ad Vitam, la nueva producción francófona de Netflix, parece ser un cambio de rumbo en el género del cine de acción. Con Guillaume Canet a la cabeza como coescritor y protagonista, esta película promete ofrecer una experiencia emocionante y llena de giros argumentales.
La historia nos presenta a Frank Lazaref (Canet), un trabajador feliz que trabaja en los andamios de la Basílica del Sagrado Corazón en París. Su vida se trastoca cuando unos intrusos raptan a su esposa y le exigen una llave para acceder a un objetivo desconocido.
El filme se destaca por su combinación de elementos del género polar con las estrategias de acción contemporáneas, sin la grandilocuencia hollywoodense. La ejecución de las escenas movidas es firme y física, y se revela la verdadera identidad de la pareja, que resulta ser expertos en combate provenientes de una unidad antiterrorista.
Sin embargo, la película comienza a perder su rumbo alrededor de la primera media hora, cuando se introduce una retrospectiva errónea y dilatada. Esto cambia la cadencia y los tonos del filme, alejándolo de sus raíces europeas y tradiciones locales.
A partir de este punto, Ad Vitam comienza a ser influenciada por la camaradería policial estadounidense, lo que resulta en una película fuera de rumbo. La narrativa se pierde durante una hora extenuante, hasta que finalmente recapacita y regresa al principio para ofrecer algunos minutos de buen cine de acción.
Sin embargo, el daño ya está hecho y la película ya no puede recuperarse. A pesar de sus momentos emocionantes, Ad Vitam resulta ser un filme desorientado y sin brújula argumental.