
El presidente autorizó al Departamento de Comercio y al representante comercial a iniciar el proceso para establecer un impuesto, afirmando que la industria cinematográfica estadounidense está en una fase de decadencia muy rápida. Trump calificó los incentivos ofrecidos por otros países para atraer cineastas y estudios como “un esfuerzo concertado de otras naciones”, lo que según él representa “una amenaza a la seguridad nacional”. Un sindicato advirtió que sus declaraciones pueden suponer un duro golpe para la industria, donde muchos cineastas ya han dejado Hollywood en busca de destinos más económicos como el Reino Unido y Canadá.