
Investigaciones recientes han confirmado que desde 2009-2010 se ha observado un aumento en los eventos hidrometeorológicos extremos a escala mundial, lo que ha tenido un impacto notable en sectores económicos vitales y en el bienestar de la población. Los llamados olas de calor son uno de los más relevantes de estos eventos, mostrando una tendencia a ser cada vez más recurrentes, intensas y duraderas en diferentes regiones del mundo.
Según el doctor en Ciencias Geográficas Luis Lecha Estela, experto consultante del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma), la definición de ola de calor depende de la temperatura considerada como “normal” en determinado territorio. Un valor que puede ser habitual para una zona de clima cálido puede generar un evento de canícula extremo si se trata de un clima templado.
Durante 2024, muchos países de Europa, el sudeste asiático, Norteamérica, Australia, China, Japón y Sudamérica experimentaron fenómenos notorios de olas de calor en varios momentos del calendario. El año 2025 parece que será continuidad del precedente.
En Cuba, la temperatura media ha aumentado en 1,0 grados Celsius desde 1951. A partir de 2015, el comportamiento del verano en la isla está transitando por etapas con temperaturas muy elevadas por varios días consecutivos, lo que se corresponde con el concepto de olas de calor.
El profesor Luis Lecha considera que este fenómeno es un creciente problema ambiental internacional y que Cuba puede experimentar periodos persistentes de intenso calor en todo el archipiélago, asociados a una marcada influencia de las altas presiones oceánicas. Esto podría favorecer el predominio de la poca nubosidad, intensa radiación solar y una posible disminución relativa de las precipitaciones.
Las perspectivas bioclimáticas sugieren que en el venidero verano habrá una probabilidad de superar los registros históricos de temperatura media en un 70% o más. De cumplirse, ello implicaría la ocurrencia de periodos de tres o más días consecutivos con sensaciones de calor extremo.
La prevista continuidad de la tendencia al aumento progresivo de la temperatura media en el país debe traer consigo la aparición cada vez más frecuente y significativa de condiciones de calor muy acentuado en los meses veraniegos. Es conveniente valorar la posibilidad de incorporar los pronósticos biometeorológicos a las acciones de enfrentamiento, manejo y prevención de desastres del Sistema Nacional de la Defensa Civil.
Los síntomas más frecuentes asociados al calor intenso incluyen sudoración excesiva, deshidratación, sequedad en la boca, dolor de cabeza, mareo, agotamiento, debilidad corporal, edema, pérdida del conocimiento y calambres musculares. El profesor Lecha Estela resaltó que la prevista continuidad de la tendencia al aumento progresivo de la temperatura media en el país debe traer consigo la aparición cada vez más frecuente y significativa de esas condiciones de calor muy acentuado en los meses veraniegos.