
El régimen cubano ha presentado un reportaje televisivo que destaca una supuesta “intervención tecnológica” realizada en la refinería de Cienfuegos para estabilizar la producción de gasolina especial y gas licuado del petróleo (GLP). Según el reportaje, se han reactivado las operaciones después de un mes de “innovaciones” y mantenimiento en la planta de reformación catalítica.
Ingenieros y técnicos de la Sociedad Anónima Refinería Cienfuegos S.A. afirmaron haber sustituido o reparado bombas, compresores de hidrógeno y sistemas de bombeo con el objetivo de estabilizar las operaciones. Las autoridades aseguran que esta acción ha permitido garantizar la entrega de GLP a hospitales y centros vitales del país.
Sin embargo, la realidad cotidiana de los cubanos contrasta con el discurso oficial. La escasez de gas licuado para cocinar sigue siendo crítica, lo que obliga a miles de familias a recurrir a métodos alternativos e inseguros como la leña o el carbón.
El reportaje admite que solo una “pequeña producción” está siendo destinada al mercado minorista y reconoce la llegada de un buque con GLP importado que aún no puede comenzar a descargar debido a retrasos en los pagos internacionales. Esto evidencia los apuros financieros del Estado para sostener la importación de combustibles básicos.
El intento del régimen por maquillar la situación energética con una narrativa técnica contrasta con el colapso sostenido del sistema eléctrico cubano. Los apagones continúan azotando tanto a las zonas urbanas como rurales, mientras las plantas de generación eléctrica operan por debajo de su capacidad o permanecen fuera de servicio por falta de mantenimiento y piezas de repuesto.
A pesar de que CUPET asegura tener “respaldo de crudo” para la próxima semana, no se ofrecen garantías a mediano o largo plazo. La producción nacional de GLP depende no solo de la refinería cienfueguera, sino también de plantas como la de Energas en Puerto Escondido, cuya operatividad ha sido irregular.
En resumen, el reportaje desde Cienfuegos se aleja de la crítica situación que enfrenta la población cubana. La “modernización” de la refinería no oculta las fallas estructurales del modelo económico ni el deterioro acumulado de la infraestructura energética del país. Mientras el régimen celebra como un logro técnico lo que debió ser mantenimiento preventivo rutinario, la mayoría de los cubanos continúan sin acceso estable a electricidad ni a medios seguros para cocinar.