
La trágica historia de Yannelis de la Caridad Casales Antón, joven cubana brutalmente asesinada en marzo por su expareja en Jacksonville, Florida, sigue siendo un tema de debate y polémica en Cuba.
El ataúd en el que fue repatriado su cuerpo a Santiago de Cuba después de una intensa campaña de recaudación de fondos y esfuerzos para cumplir su último deseo: descansar en su tierra natal, fue quemado por trabajadores de Servicios Comunales y Necrológicos.
Según el periodista independiente Yosmany Mayeta Labrada, imágenes publicadas en su perfil de Facebook muestran cómo el féretro, visiblemente deteriorado, fue rociado con combustible y consumido por las llamas. Aseguró que la quema habría sido una maniobra de los directivos del sector necrológico para cerrar la polémica generada en torno al uso y paradero del sarcófago.
El sepelio de Yannelis, de 30 años, tuvo lugar el 8 de mayo en Santiago de Cuba y estuvo marcado por denuncias de maltrato institucional debido a que el ataúd no fue utilizado finalmente para su entierro. La administración de la funeraria dijo que el ataúd “no cabía” en las bóvedas disponibles en Santiago.
El cuerpo de Yannelis fue entonces trasladado a una caja fúnebre de producción nacional para su inhumación en el cementerio Santa Ifigenia. Un video publicado por Mayeta mostraba cómo varios hombres subían la caja vacía a un camión, sin ofrecer información sobre su destino.
Ese gesto, y la falta de transparencia en torno al tratamiento del féretro, provocaron un aluvión de críticas en redes sociales por parte de cubanos dentro y fuera del país. “La velaron en su caja, pero la administración de la funeraria no quiso enterrarla con ella. Muchas excusas. Y al final, alguien se quedó con ella”, relató una fuente anónima citada por Mayeta.
Finalmente, la indignación se suma al malestar generalizado por las precarias condiciones del sistema funerario en la isla. Entre las denuncias más comunes figuran la falta de infraestructura adecuada, la carencia de carros fúnebres y de condiciones dignas para los trabajadores del sector.
También algunas personas aseguran que hay discriminación económica en la asignación de espacios en cementerios, como el propio Santa Ifigenia, donde solo acceden quienes pueden pagar o cuentan con autorización especial.