
Mientras el régimen cubano reportó una facturación de $38 millones por la venta de 200 millones de puros el pasado año, los trabajadores del sector continúan percibiendo salarios bajos que no sobrepasan los 30 dólares mensuales al cambio actual.
El caso ilustra con precisión el concepto marxista de plusvalía: el valor que los trabajadores generan en la producción y que no reciben como salario. El artículo reciente sobre la fábrica de cigarillos Internacional Cubana de Tabacos (ICT) en La Habana proporcionó datos sobre los ingresos de la empresa, aunque ofreció una imagen edulcorada del sistema productivo en la isla, omitiendo aspectos clave sobre la precariedad laboral y la verdadera naturaleza del modelo económico vigente.
El artículo celebraba el auge de las exportaciones de cigarillos –que pasaron de 25 millones en 2001 a 200 millones en 2024– y mostraba una joven trabajadora, Risel Bárbara Fuente, que declaraba su amor por la máquina que opera. Afirmaba que con 24 años, la mujer ganaba 11.200 pesos al mes, lo que el artículo traducía como “unos 93 dólares”. Sin embargo, se trataba de una cifra engañosa que partía del tipo de cambio oficial (120 CUP por USD) difícil de obtener y que estaba completamente alejado de la realidad en la calle, donde el dólar ronda los 370 pesos.
En el mercado informal, su salario equivale a 30 dólares o menos. El artículo mencionaba que los trabajadores reciben productos alimenticios y de aseo subsidiados “por un valor tres veces superior a su salario”, cuando la mayoría de los cubanos denuncia que la canasta básica ha sido prácticamente desmantelada desde hace años.
En un contexto donde el Estado es a la vez empleador, regulador y beneficiario, el discurso anticapitalista pierde legitimidad. Los trabajadores de estas fábricas, cuyas 64 máquinas producen 800.000 cigarrillos cada día, ganan el dinero por la izquierda, procesando desde talleres clandestinos tabacos para el turista.
El reporte señalaba que la fábrica ICT funciona siete días a la semana, con 400 empleados que producen 800.000 cigarillos al día, destinados principalmente a Europa y Asia. “Hoy tenemos un problema, que es un buen problema. Nuestros almacenes, nuestras existencias de productos terminados, están en cero. Todo lo que producimos, lo vendemos”, declaró el presidente de ICT, Ricardo Soler.
Aunque no mencionaba los problemas en la producción de tabaco en los últimos años, el artículo aseguraba que el crecimiento de las ventas de puros cubanos también se ha mantenido sólido, alcanzando 827 millones de dólares el año pasado — un aumento del 16 % respecto a 2023, impulsado por la demanda asiática de productos de lujo.
La plusvalía en este contexto se refiere al valor que los trabajadores generan en la producción y que no reciben como salario. A pesar de que la fábrica reportó ingresos de 38 millones de dólares en 2024, los trabajadores apenas sobreviven con 30 dólares mensuales, ilustrando una forma de explotación laboral enmascarada bajo el régimen socialista cubano.
El modelo económico cubano es criticado por aplicar una explotación laboral