
La producción regional de Netflix en Latinoamérica ha sido objeto de críticas por su calidad inferior a la de sus producciones internacionales. Aunque hay algunas excepciones, como “Club de cuervos” y “Narcos”, la mayoría de los títulos regionales son considerados de baja calidad.
La empresa enfocó su atención en un mercado de 700 millones de espectadores, pero siguiendo la pauta de industrias televisivas tradicionales que priorizan contenido de ficción básico centrado en telenovelas. Esta visión es considerada esquemática y reductiva, ya que ignora géneros e innumerables temas que atañen a la realidad de la región más desigual del planeta.
La plataforma prioriza dispositivos seriales enajenadores que evitan la reflexión y la crítica social. La parrilla regional se alinea con los parámetros de la “Confort tv”, una forma de televisión conformista y sin riesgos que solo busca relajar al espectador.
Entre las series-telenovelas más recientes de Netflix en Latinoamérica se encuentra “Las hermanas Guerra”, que es criticada por su tono vocinglero, líneas de desarrollo forzadas y absurdas curvas dramáticas. La serie violenta el género de la telenovela y prioriza la acumulación y precipitación en lugar de pausas dramáticas.
La narrativa de “Las hermanas Guerra” se construye de manera vertical, sin respiro, lo que hace que los 20 episodios parezcan una sucesión de escenas violentas y emocionalmente agotadoras. La serie es comparada con otros géneros, como las telenovelas sobre hermanas enemigas y películas de acción en tiempo real, lo que sugiere que la plataforma está priorizando el entretenimiento superficial por encima de la calidad artística.