
Una mujer guatemalteca de 24 años, identificada como Erika, fue puesta en libertad por el Servicio de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP) después de dar a luz en Estados Unidos. Inicialmente, se le había dicho que enfrentaría deportación inmediata y tendría que decidir si quería quedarse con su bebé.
Erika cruzó la frontera desde México cerca del rancho Tres Bellotas, en Arizona, y caminó durante casi dos días antes de ser detenida por agentes fronterizos. Fue llevada a la estación del CBP en Tucson y luego al Centro Médico de Tucson, donde dio a luz.
El jueves, un funcionario del CBP dijo que Erika podría enfrentarse a una “expulsión acelerada” y le dieron la opción de dejar a su bebé recién nacido en Estados Unidos o traerlo con ella. Sin embargo, el viernes por la tarde, la agencia accedió a liberarla.
La fiscal del condado de Pima, Laura Conover, dijo que fue “informada por mis socios de aplicación de la ley en el gobierno federal que la joven madre que dio a luz en el Centro Médico de Tucson se ha reunido con su recién nacido y llevado a una organización no gubernamental de Phoenix donde han sido liberados al cuidado de la ONG”.
Aunque Erika fue puesta en libertad, permanecerá bajo la custodia del CBP hasta que se le dé aviso de comparecencia, un documento judicial que actúa como el primer paso en el proceso de deportación.
La salida del hospital no es una señal de liberación definitiva y hay casos similares a los de Erika. Por ejemplo, Heydi Sánchez Tejeda, una madre cubana, fue deportada a pesar de estar en proceso de regularización migratoria por vía de petición familiar.