
La fotografía en Cuba tiene sus orígenes en la década de 1840, cuando se introdujo el daguerrotipo, inventado por Louis Daguerre. Este innovador proceso permitió capturar imágenes con sensibilidad en placas fotográficas.
En 1840, un artículo publicado en El Noticioso y Lucero (5 de abril) menciona que la cámara fotográfica había llegado a Cuba desde París a manos del joven ilustrado Pedro Téllez Girón, hijo del entonces capitán general de la isla. Téllez logró copiar por medio del daguerrotipo la vista de una parte de la Plaza de Armas.
Sin embargo, no se ha encontrado el primer daguerrotipo realizado en Cuba por Pedro Téllez-Girón. Una panorámica en sepia de la Plaza de Armas fue captada unos veinte años después y muestra parte de esta fotografía impresa en blanco y negro.
Federico Mialhe también importó una cámara de daguerrotipo con la intención de captar paisajes cubanos, copiarlos después sobre las piedras litográficas e imprimir cientos de copias con fidelidad. Convencido de que ningún otro artista estaba interesado en el invento, experimentó y estudió con paciencia científica cada detalle del procedimiento antes de solicitar del Cabildo un privilegio exclusivo para su uso.
La fotografía en Cuba comenzó a desarrollarse en la década de 1880, cuando se publicaron las primeras fotos en el semanario ilustrado El Museo. La revista El Boletín Fotográfico también apareció en ese período y abordaba exclusivamente cuestiones técnicas sobre la fotografía.
En 1883, se publicó la primera foto en Cuba, realizada por un estudio y que capturó a Nicolás Azcárate, abogado y periodista considerado “un buen autonomista español”. Azcárate fue creador de la Asociación de Escritores y Artistas cubanos.
La fotografía en Cuba continuó desarrollándose en las décadas siguientes, con la aparición de nuevas revistas y publicaciones que abordaban temas técnicos y artísticos relacionados con la fotografía.