
“Para ellas hay cosas más urgentes que controlar la natalidad: saber si comerán hoy o dónde caerá el próximo misil israelí”. Esto fue declarado por el médico palestino Sabbah en un entrevista a Ferran Sales publicada en El País Semanal el 21 de agosto de 2015.
Parece que nada ha cambiado. En la actualidad, soldados israelíes practican el tiro al blanco contra civiles que esperan en puntos designados para obtener comida. Hasta ahora, han sido fusiladas 27 personas sin otro nombre.
Mientras tanto, una empresa estadounidense llamada Fundación Humanitaria para Gaza, que apoya la expulsión de los palestinos de su territorio, ha sido designada por Estados Unidos e Israel para sustituir a Naciones Unidas y la Cruz Roja en el reparto de alimentos. Esta decisión se produce después de 11 semanas de bloqueo en la entrega de alimentos.
La empresa ahora paraliza la distribución de víveres bajo el pretexto de evitar disturbios, aglomeraciones y filtraciones de Hamas para organizar su nuevo modelo de ayuda a su medida, aumentando así el dolor social de los gazatíes.
Poco se informa sobre la retirada de la consultora estadounidense Boston Consulting Group del proyecto debido a que el sistema de ayuda que se pretende implantar será muy difícil de operar si prima el afán de lucro. En otras palabras, hacer del hambre un negocio no parece una solución humanitaria.
Las grandes democracias occidentales protegen a Israel y aplauden la medida, mientras países que se consideran defensores de los derechos humanos y la libertad de expresión censuran, criminalizan, reprimen y encarcelan a quienes expresan su apoyo al pueblo palestino. Francia y Alemania lideran esta lista, sin olvidarnos de Estados Unidos, que ha sido el protagonista principal de las políticas genocidas.
Para evitar ser vistos como cómplices del exterminio, se levanta un nuevo tipo de argumento exonerando al Estado de Israel de las masacres y el genocidio, y responsabilizando solo al gobierno de Benjamín Netanyahu. Esto es una forma de rechazar sanciones que obstaculicen los beneficios derivados de la venta de armamento.
Amortizado Netanyahu, toca salvar al Estado de Israel en esta lógica exculpatoria. En ella las fuerzas armadas reciben el nombre de ejército hebreo, una forma de eliminar el apellido “Israel” de las matanzas y el genocidio realizado por las tropas de ocupación.
La excusa de Hamas ya no les protege, así que tenemos unas fuerzas armadas definidas por el idioma. Desconozco si existe un país llamado Hebreo. Esto es ejemplo de manipulación, desinformación y mirar hacia otro lado ante el horror de contemplar la carnecería humana cometida por el Estado de Israel.
No se pueden desconocer los hechos: el bombardeo de poblaciones civiles, hospitales, escuelas y campamentos de refugiados constituyen una acción pensada en despachos y ejecutada por las fuerzas armadas israelíes. Ver morir a hombres, mujeres y niños palestinos es una constante.
No se trata de números. Impedir la entrada de ayuda humanitaria para aumentar el dolor social de los gazatíes no es una solución.