
La Habana se convierte nuevamente en escenario de imágenes estremecedoras, reflejando una crisis silenciosa pero cada vez más visible: el consumo de drogas sintéticas entre jóvenes cubanos.
Dos nuevos videos, que circulan ampliamente en redes sociales, muestran a muchachos en estado de alteración profunda, presuntamente bajo los efectos del estupefaciente conocido como “el químico”, una droga de alto riesgo que ha ganado terreno en los barrios de la capital.
En una de las grabaciones, se observa a un joven acostado sobre la acera, aparentemente inconsciente, mientras otro a su lado devora una pizza sin que le alarme el estado del primero. La escena, narrada por la voz de quien graba, se acompaña de una frase que ya se ha vuelto común en estos casos: “Eso es el papelito, asere”, una referencia directa a la droga que se ha convertido en un símbolo del deterioro social entre sectores juveniles.
En otro video, compartido por la usuaria Lara LP en Facebook, se muestra a otro joven completamente desorientado, de pie pero inclinado hacia adelante, como si su cuerpo hubiese perdido toda noción de equilibrio o voluntad. La imagen recuerda a escenas anteriores que, en los últimos meses, se han repetido con alarmante frecuencia y que documentan los efectos devastadores del “químico” en el organismo.
La alerta no es nueva. A finales de abril, otro video difundido en redes mostraba a un joven con movimientos incontrolables, rostro cubierto de sangre y gestos descoordinados, mientras transeúntes pasaban a su lado sin intervenir. En aquella ocasión, el autor del video denunciaba la falta de acción ante lo que denominó “una epidemia”, exigiendo al Estado una respuesta contundente.
Los cannabinoides sintéticos imitan algunos efectos del cannabis, pero con consecuencias mucho más agresivas. Su elaboración clandestina incluye ingredientes como formol, anestésicos de uso veterinario y restos vegetales, lo que los convierte en mezclas extremadamente tóxicas e impredecibles.
Médicos en Cuba han advertido sobre convulsiones, alucinaciones severas y posibles daños neurológicos permanentes como parte de los síntomas habituales. Aunque el gobierno cubano ha intensificado la vigilancia y las operaciones policiales contra el tráfico y consumo de estas sustancias -con arrestos masivos y juicios públicos-, muchas voces en la sociedad civil consideran que esta política basada únicamente en la represión resulta ineficaz.
Los videos que se acumulan en Internet dan cuenta de una situación desbordada, donde las imágenes de jóvenes semiconscientes o convulsionando en plena vía pública se han vuelto comunes. En respuesta a la presión social, en febrero el Ministerio de Justicia anunció la creación del Observatorio Nacional de Drogas, con el propósito de identificar nuevas sustancias y generar alertas tempranas.
Sin embargo, persisten dudas sobre la efectividad del organismo y sobre su enfoque exclusivamente punitivo. Mientras tanto, familiares de adictos, activistas comunitarios y ciudadanos preocupados reclaman una política más integral que incluya programas de salud mental, campañas educativas, atención médica especializada y protocolos de emergencia para casos de intoxicación.
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