
Foto: Beatriz Hernández García/Archivo.
Ha llegado una noticia que sacude la existencia. El Dr. C. Armando Caballero López ha fallecido en La Habana en una etapa final de su vida, luego de que su salud se viera afectada por una serie de episodios.
Aunque no pudo ganar su última batalla, el Dr. Caballero partirá inmenso, demostrando su valía hasta el último día. Su legado será recordado en la faceta de investigador, sabio médico que buscó nuevos conocimientos para ayudar a los necesitados.
También se recuerdan sus clases impartidas en la Universidad Médica y en un recinto hospitalario, su tesón por lograr el título de especialista en Anestesiología y Reanimación, y su dedicación a la Medicina Intensiva y Emergencias.
Sus méritos y distinciones son innumerables, incluyendo su membresía reconocida en la Academia de Ciencias de Cuba. Sin embargo, lo que más le satisfacía era no buscar fama o distinciones, sino ser un médico digno y profesional.
El Dr. Caballero se sentía campesino, originario de Seibabo, y recordaba el regalo de su abuelo a partir de un libro que invitaba a ganar en salud. Agradecía a sus maestros, especialmente al Dr. Arturo Escamilla Bringas, quien lo impulsó en su camino como anestesista.
Sus obras son referentes de la medicina cubana y mundial, y se menciona su último libro con 170 autores y 197 capítulos. El Dr. Caballero hablaba de satisfacciones, especialmente por haber creado la segunda sala de Terapia Intensiva en Cuba, que pronto cumplirá 53 años.
También se recuerda a sus hijos varones, quienes siguieron las sendas del intensivismo, y su esposa Nancy, una enfermera de prestigio. A pesar de su salud debilitada por un infarto previo y otros episodios, el Dr. Caballero siguió trabajando con determinación.
Ahora, Villa Clara y Cuba sienten el dolor cercano de la pérdida de este médico excepcional. Sus compañeros, las personas que volvió a la vida, y sus familiares lo recuerdan como un hombre de bien que cumplió con su obra prometida.