
El Departamento de Estado de Estados Unidos condenó este miércoles la reencarcelación de la activista cubana Donaida Pérez Paseiro, una reconocida opositora y defensora de la libertad religiosa en la Isla. En un mensaje publicado en su cuenta oficial en X, la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental acusó directamente al régimen cubano de represalias políticas y violaciones sistemáticas de los derechos humanos.
“El régimen cubano demuestra su debilidad y desprecio por el pueblo cubano al reencarcelar rápidamente a defensores como Félix Navarro, José Daniel Ferrer y Donaida Pérez, y luego privarlos de la atención médica y las visitas familiares que necesitan”, detalla el tuit. “Los responsables responderán por sus abusos contra los derechos humanos”, advirtió la entidad.
La revocación de la libertad condicional de Pérez Paseiro fue confirmada esta semana por el Tribunal Provincial Popular de Villa Clara, que justificó la medida alegando incumplimientos “en el ámbito laboral” y la inasistencia a una citación judicial. No obstante, voces críticas dentro y fuera de Cuba señalan esta acción como un nuevo episodio de persecución contra quienes se atreven a ejercer la libertad de expresión.
Desde su excarcelación en enero, Pérez Paseiro -presidenta de la Asociación de Yorubas Libres de Cuba- había continuado denunciando la situación de su esposo, el preso político Loreto Hernández, y abogando por los derechos de los manifestantes encarcelados tras las protestas del 11J. Su regreso a prisión confirma, según el periodista José Raúl Gallego, “la represión sostenida y el uso selectivo de la justicia como arma política”.
La respuesta de Estados Unidos marca un nuevo capítulo en su seguimiento cercano a los derechos humanos en Cuba, especialmente tras los contactos que diplomáticos estadounidenses han sostenido con miembros de la disidencia. La propia Donaida Pérez participó recientemente en una reunión con el embajador Mike Hammer, lo que da a su reencarcelamiento un matiz represivo adicional.
Analistas interpretan esta detención como un mensaje de castigo y disuasión por parte del régimen cubano hacia los opositores que aceptan dialogar con representantes extranjeros. La falta de garantías mínimas para quienes ejercen la crítica al poder -incluso dentro de marcos religiosos o culturales independientes- vuelve a quedar en evidencia.
La reclusión de figuras como Pérez Paseiro no solo intensifica la alarma internacional, sino que sigue erosionando la ya deteriorada imagen del régimen ante gobiernos y organismos multilaterales. En un contexto de crisis económica profunda, con una población empobrecida y un éxodo masivo, la represión a los actores sociales independientes contribuye al aislamiento de Cuba del escenario democrático regional.
Mientras tanto, en la Isla se agrava la criminalización del disenso, con tribunales convertidos en extensiones del aparato político y sin espacio para el debido proceso. El caso de Donaida Pérez, enferma crónica y considerada presa de conciencia por Amnistía Internacional, revela la naturaleza vengativa de un sistema que, en lugar de dialogar