
SAN PETERSBURGO, Federación de Rusia.–Si algo distingue el encuentro entre rusos y cubanos es la cercanía, la alegría, la sensación de que «en algún lugar hemos coincidido»; una historia común, marcada por acontecimientos políticos y económicos; pero también, y sobre todo, por afectos familiares, personales, recuerdos generacionales que pueden ir desde una canción, un dibujo animado, una película, un equipo electrodoméstico, hasta un viaje al cosmos. Una historia común que se respeta y se honra en una vía de doble sentido: desde la isla más grande del Caribe hasta el país más extenso del mundo.
Precisamente por esa admiración mutua, el Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez inició su agenda oficial en el Cementerio Memorial Piskaryovskoye, donde se cuida y honra la memoria de 490.000 héroes y mártires del inhumano cerco a Leningrado, la ciudad que por más de 900 días soportó los infernales dolores del asedio nazi, diga hambre, frío, bombardeos diarios, muerte por todos lados, y salió victoriosa por una resistencia que aún hoy sorprende y que se ha convertido en carácter distintivo del alma rusa.
Una ofrenda floral a nombre del pueblo y el Gobierno cubanos fue puesta allí por el Jefe de Estado, como mismo hiciera en su visita a esta hermosa ciudad en el año 2019. El mandatario caminó la avenida principal de 480 metros que conduce hasta el monumento a la Madre Patria, donde se oyeron los himnos de ambas naciones y cada miembro de la delegación cubana puso claveles rojos, en números pares como dicta la tradición en estas tierras, sobre las losas de oscuro mármol.
El Presidente Díaz-Canel, con esos fuertes sentimientos que siempre provocan los ejemplos del heroísmo, escribió en el libro de visitantes que estaba nuevamente en este Memorial en el marco de la conmemoración del aniversario 80 de la victoria de la Gran Guerra Patria, «para rendir tributo a las víctimas de los bombardeos y la hambruna, y a los heroicos soldados que murieron defendiendo esta ciudad.
«La heroica resistencia de los habitantes de Leningrado, ante el cerco, el hambre y el frío, enfrentando la maquinaria de guerra nazi, es admirada y respetada por los pueblos del mundo», aseveró. Díaz-Canel recordó aquí a los jóvenes cubanos que participaron como combatientes en la Gran Guerra Patria: los hermanos Vivó, que lucharon en Leningrado, y Enrique Vilar, que combatió en Polonia.
«Hoy, cuando se hacen frecuentes los intentos por reescribir la historia y minimizar el heroísmo de la URSS y el Ejército Rojo, y su protagonismo en la victoria, queremos patentizar aquí que el pueblo cubano sí conoce la verdadera historia y el aporte a la humanidad de la Unión Soviética y el Ejército Rojo en alcanzar la victoria a un alto costo humano y material», destacó.
Esa es la verdad histórica, subrayó, «la historia demuestra que solamente unidos, mediante