
Activistas por los derechos de los animales, cuidadores voluntarios y numerosos residentes de Miami-Dade se han manifestado enérgicamente contra una propuesta de ordenanza que busca prohibir alimentar intencionalmente a gatos, perros y aves silvestres como los pavos reales en propiedades públicas o comerciales del condado.
La ordenanza, impulsada por la comisionada Raquel Regalado, alega razones de salud pública: sostiene que las colonias animales no controladas generan enfermedades, basura y un entorno insalubre. Sin embargo, para quienes dedican sus días y vidas a cuidar a estos animales, la medida es inhumana, injusta y contraproducente.
Los activistas expresaron su oposición tajante en una carta enviada a los comisionados: “Los albergues de Miami-Dade ya están saturados. Si esta ordenanza se aprueba, ¿cuál es el plan para los innumerables animales que dependen de estas alimentaciones para sobrevivir? ¿Eutanasia o muerte lenta por inanición?”
Los cuidadores subrayan que no son el problema, sino parte de la solución: “Son residentes, en su mayoría personas educadas y compasivas, que ayudan a Miami-Dade sin reconocimiento, sin financiación y sin apoyo. Criminalizar sus esfuerzos no solo es ineficaz, es cruel.”
Muchos cuidadores alegan que compran alimentos con sus propios ingresos, pagan consultas veterinarias, colocan agua durante las olas de calor y siguen alimentando aunque llueva, truene o haya huracanes. Algunos llevan más de 15 años cuidando la misma colonia, conocen a cada gato y se aseguran de que alguien más los alimente.
Veterinarios consultados han afirmado que los gatos de colonias controladas suelen estar más sanos que los que viven hacinados en refugios. Una cuidadora radicada en el Southwest de Miami asegura que comunidades en todo el mundo han demostrado que los programas TNR (captura, esterilización y retorno) funcionan.
La ordenanza prevé sanciones civiles para quienes alimenten a los animales en espacios prohibidos. Sin embargo, muchos consideran que esto representa la criminalización de la compasión.
Los activistas piden a los comisionados reconsiderar la ordenanza y trabajar juntos en una solución más humana y eficaz. “Les pido a ustedes y a los demás comisionados que reconsideren esta ordenanza. Trabajemos juntos en una solución más humana y eficaz que refleje los valores de este condado y respete a las personas y a los animales que lo habitan.”