
En su segundo mandato, el presidente estadounidense Donald Trump ha multiplicado los ataques no solo contra los medios de comunicación que informan sobre sus abusos de poder, sino también contra la propia existencia de una prensa libre. Según Amy Goodman y Denis Moynihan en una columna de opinión publicada en el sitio web www.democracynow.org/es, Trump odia a la prensa quizás tanto como la ama.
Desde su incursión en la política electoral en 2015, el magnate ha mostrado afán por figurar en los titulares y ha chocado con el periodismo crítico que le exige rendir cuentas. Por ello, el presidente ha calificado a la prensa como “enemiga del pueblo”, dirigido insultos a los periodistas y llegado incluso a incitar actos de violencia contra ellos.
En un evento realizado el 14 de marzo en el Departamento de Justicia de Estados Unidos, Trump pronunció un discurso inquietante en el que prácticamente trazó una hoja de ruta dirigida a los fiscales federales y los agentes del FBI para emprender una campaña de represalia contra quienes él considera sus enemigos políticos, incluida la prensa.
Goodman y Moynihan citan una de las expresiones de Trump: “Creo que (las cadenas) CNN y MSDNC son brazos políticos del Partido Demócrata. En mi opinión, son ilegales y realmente corruptas. Lo que hacen es ilegal”.
Los articulistas consideran que aunque es probable que Trump nunca haya leído la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, seguramente la mayoría de los presentes en aquel evento sí lo había hecho y resaltan que la Primera Enmienda establece que el Congreso “no promulgará ninguna ley (…) que coarte la libertad de expresión o de prensa”. De hecho, el periodismo es una de las pocas profesiones que la Constitución estadounidense protege de forma expresa.
“Sin embargo, en su deriva autoritaria, Trump no se dejará disuadir por casi 250 años de precedentes constitucionales”, lamentan.
El texto refiere que en una entrevista con Democracy Now!, Robert Kuttner, coeditor de la revista The American Prospect, dio detalles sobre los ataques de Trump a la prensa: “Muchos medios de comunicación progresistas podrían perder el beneficio de la exención impositiva otorgada a organizaciones sin fines de lucro (…) Las radioemisoras no comerciales transmiten en frecuencias asignadas por la Comisión Federal de Comunicaciones. Esa agencia podría decir: ‘Oigan, en realidad, necesitamos esas frecuencias por motivos de seguridad nacional y las emisoras de radio no comerciales no podrán seguir transmitiendo por aire'”.
De hecho, ya se percibe una especie de capitulación anticipada por parte de las grandes corporaciones propietarias de los periódicos The Washington Post y Los Angeles Times con el fin de apaciguar el ambiente, y a veces parece que el The New York Times está suavizando sus críticas (al Gobierno).
Los autores explican que Shari Redstone es la heredera del imperio mediático multinacional Paramount Global, que posee una gran cantidad de medios, entre ellos CBS, Paramount, las cadenas de televisión CW y BET, Comedy Central y otros.
Actualmente, Redstone intenta concretar una fusión entre Paramount Global y la compañía de medios Skydance Media, c