
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reconoció este miércoles que su política arancelaria podría traducirse en productos más caros y menos accesibles para los estadounidenses.
“Quizás los niños tengan dos muñecas en lugar de 30, y cuesten unos dólares más”, afirmó Trump al tiempo que insistió en que China será la más perjudicada por la nueva escalada de su guerra comercial.
Según la agencia de prensa AP, tales declaraciones se produjeron en medio de un panorama económico preocupante, pues el Departamento de Comercio de EE.UU. informó que el Producto Interno Bruto (PIB) se contrajo un 0,3 % en el primer trimestre del año.
Trump restó importancia al informe y redobló su discurso: culpó al expresidente Joe Biden por la reacción negativa de los mercados y defendió los aranceles como una herramienta para “recuperar el control” y atraer nuevas inversiones.
Durante una reunión de gabinete celebrada en la Casa Blanca, Trump aseguró que los aranceles impuestos a China, que alcanzan ya el 145 %, estaban provocando un colapso en las fábricas del gigante asiático y sostuvo que Estados Unidos no necesitaba importar productos.
“Nuestros estantes no van a estar vacíos, simplemente habrá menos variedad”, afirmó Trump minimizando el impacto sobre el consumidor promedio.
El presidente utilizó sus redes sociales para distanciarse del mal desempeño bursátil: “Este es el mercado de Biden, no el de Trump”, escribió.
Aseguró que “las tarifas empezarán a surtir efecto pronto” y que cada vez más empresas están mudando operaciones a territorio estadounidense, algo que, según él, impulsará el “boom económico” que prometió para su segundo mandato.
Sin embargo, las cifras y el contexto contradicen su optimismo. Los analistas destacan que el crecimiento del consumo en EE.UU. durante el primer trimestre obedeció, en parte, a un esfuerzo por adelantar compras antes de que los aranceles encarezcan los productos importados.
Al mismo tiempo, sectores industriales temen que el encarecimiento de partes y componentes afecte la producción local, en un país que sigue siendo altamente dependiente de las cadenas globales de suministro.
Demócratas y expertos no tardaron en responder. La congresista Suzan DelBene, representante demócrata por el estado de Washington, acusó a Trump de impulsar “políticas aleatorias” que ya están teniendo efectos perjudiciales.
“El caos y la disfunción no van a atraer inversión. Una economía fuerte necesita estabilidad y certeza. No estamos viendo eso”, afirmó.
Otros señalaron que muchas de las inversiones que Trump intenta atribuirse, como las de TSMC (Taiwan Semiconductor Manufacturing Company) en Arizona, fueron posibles gracias a programas lanzados durante el gobierno de Biden, como la Ley CHIPS y Ciencia, que inyectó más de 6,000 millones de dólares al sector.
Aun así, Trump insistió: “Están construyendo por los aranceles”.
Durante una participación nocturna en el canal NewsNation, Trump aseguró que no se arrepiente de sus decisiones en sus primeros 100 días de mandato.
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